Chapter 51: Joel, pure or cuckold? Part 1
En un mundo de fantasía, Joel lucha por reclamar a su esposa, la heroína, como suya. La pasión arde mientras la domina y la adora, demostrando su posesión y determinación. ¿Podrá mantener su promesa y proteger su amor?
Joel abrió los ojos lentamente, como si despertara de un sueño eterno. El aire olía a incienso y madera antigua, y la luz que se filtraba por las ventanas de vitrales coloreaba la habitación con tonos dorados y azules. Estaba en un mundo nuevo, un mundo de fantasía, y lo primero que sintió fue el calor de un cuerpo junto al suyo. Giró la cabeza y allí estaba ella, su esposa, la heroína de la novela, durmiendo plácidamente a su lado. Su traje de monja, ajustado y seductor, resaltaba sus curvas de manera casi pecaminosa. Su enorme culo y sus pechos generosos se marcaban bajo la tela, y Joel no pudo evitar sentir un deseo ardiente que lo consumía por dentro.
Sin pensarlo dos veces, la abrazó fuertemente, como si temiera que fuera a desaparecer. Sus manos se deslizaron por su cintura, recorriendo cada curva de su cuerpo con una mezcla de ternura y lujuria. Ella gimió suavemente, aún dormida, y Joel sonriendo. Era suya, y no estaba dispuesto a compartirla con nadie, ni siquiera con el destino que el sistema parecía haberle reservado.
—Despierta, mi amor —murmuró, su voz ronca y llena de deseo.
Ella abrió los ojos lentamente, sus pupilas dilatadas por el sueño y la sorpresa. Al ver a Joel, una sonrisa se dibujó en sus labios, y él se sintió más vivo que nunca. Sin decir una palabra, comenzó a desvestirla, deshaciéndose del traje de monja con cuidado, como si fuera un tesoro que debía ser revelado poco a poco. Cada botón que desabrochaba, cada pliegue de tela que retiraba, era un acto de adoración. Finalmente, solo quedó en bragas, su cuerpo expuesto ante él en toda su gloria.
Joel la miró con hambre, sus ojos recorriendo cada centímetro de su piel. Sus pechos eran perfectos, firmes y generosos, y su culo era una obra de arte, redondo y tentador. Se inclinó hacia ella, besando su cuello, sus hombros, sus pechos, mientras sus manos se deslizaban por su espalda, apretando sus nalgas con fuerza. Ella gimió, arqueando su cuerpo hacia él, y Joel supo que estaba lista.
La tumbó sobre la cama, posicionándose entre sus piernas, y la miró a los ojos. Su miembro, ya erecto y palpitante, pedía a gritos ser liberado. Con suavidad, la penetró, sintiendo cómo su cuerpo lo acogía con calor y humedad. Ella suspir, sus manos agarrando las sbanas mientras Joel comenzaba a moverse con lentitud, disfrutando de cada centmetro de su interior.
—Eres mía —murmuró, su voz llena de posesión.
Ella ascendiendo, sus ojos brillando con deseo y sumisión. Joel aumentó el ritmo, sus embestidas más profundas y rápidas, hasta que ambos estuvieron al borde del éxtasis. Con un último empujón, se dejó llevar, llenando su culo con su semen, sintiendo cómo su cuerpo temblaba en torno al suyo.
—Mía —repitió, besando su frente con ternura.
Pero Joel no estaba satisfecho. Quería más, quería demostrarle al sistema que no sería manipulado, que no sería un cornudo. La giró, poniéndola a cuatro patas, y abrió su trasero con firmeza, besando cada curva, cada pliegue, antes de darle una nalgada que resonó en la habitación. Ella gimió, su cuerpo respondiendo a su dominio, y Joel sonriendo.
—Eres mía, y solo mía —dijo, su voz firme y llena de determinación.
La penetró de nuevo, esta vez con fuerza, reclamando su cuerpo como suyo. Cambió de posición, sometiéndola a su voluntad, moviéndola como si fuera una muñeca de trapo. Ella se dejó llevar, sus gemidos llenando la habitación, y Joel se sintió más hombre que nunca.
Cuando finalmente acabó, la tomó en brazos, llevándola al baño. La bañó con cuidado, lavando su cuerpo con ternura, como si fuera una obra de arte que debía ser preservada. Luego, la llevó de vuelta a la cama, acostándola a su lado, y la abrazó fuertemente, sintiendo cómo su corazón latía en sincronía con el suyo.
—Nunca te compartiré —murmuró, besando su cabello.
En ese momento, una luz brillante llenó la habitación, y una voz resonó en su mente. Era el sistema, y le estaba otorgando una recompensa.
—Por no dejarte manipular, por reclamar lo que es tuyo, te otorgo el control de tus acciones. Ahora puedes ser un hombre de verdad, sin ser un cornudo.
Joel irritante, sintiendo un poder nuevo fluir por sus venas. Pero su mirada se posó en su esposa, durmiendo plácidamente a su lado, y supo que su lucha no había terminado. El sistema podía otorgarle control, pero el verdadero desafío sería mantenerlo, proteger lo que era suyo, y asegurarse de que nadie, ni siquiera el destino, se interpusiera entre ellos.
Y mientras la abrazaba con fuerza, sintiendo su calor y su presencia, Joel se preguntó qué le depararía el futuro. ¿Podrías mantener tu promesa? ¿O el sistema encontraría una manera de arrebatarle lo que más amaba? La respuesta, como siempre, estaba en el aire, esperando a ser descubierta.
¿Cómo debería continuar la historia?
1.
Joel descubre que el sistema le ha enviado a un rival, un seductor carismático, para tentar a su esposa, y decide enfrentarlo en un duelo de seducción para reafirmar su dominio y lealtad
2.
La esposa de Joel revela un secreto: es una ex-monja con habilidades mágicas que pueden aumentar el placer sexual, y le propone explorar un ritual erótico que los une aún más, pero con un costo desconocido.
3.
El sistema les presenta un desafío: deben participar en un torneo de parejas donde el ganador obtiene el control total sobre su destino, pero cada prueba involucra exhibicionismo y sumisión ante una audiencia misteriosa.
4.
Joel encuentra un antiguo artefacto que le permite intercambiar cuerpos temporalmente, y decide usarlo con su esposa para experimentar sus sensaciones durante el sexo, descubriendo placeres y vulnerabilidades inesperadas.
5.
Una nueva regla del sistema obliga a Joel a entrenar a su esposa en el arte de la seducción para que pueda resistir las tentaciones externas, lo que los lleva a role-playing extremos ya explorar dinámicas de poder invertidas.