Chapter 74: Inspired by the boy raised by the demon queen and the dragon queen has no rival, it is a popular manhwua, part 1
La historia esta inspirada en "El niño criado por la reina demonio y la reina dragón no tiene rival", es un manhwua popular con casi 40 capítulos en crudo, cambié algunas cosas poniendo solo lo que me importa, no lo haré igual pero tomaré la idea general para mi fantasía, mi deseo es reunir manhwuas normales o interesantes y hacer algo rico y paralelo de cosas cornudas y netorare malcriados
Un joven se adentra en un mundo de placer y dominación gracias a dos sensuales maestras. Su entrenamiento se transforma en una pasión ardiente, y al ser liberado, lleva a un príncipe a experimentar los placeres que una vez conoció. Se desata una escena erótica que deja a todos satisfechos.
Ruisha, un joven de cabello oscuro y mirada curiosa, caminaba por el bosque, disfrutando de la tranquilidad que solo la naturaleza podía ofrecer. El sol se filtraba entre las hojas de los árboles, creando un juego de luces y sombras que danzaba sobre el suelo cubierto de musgo. Sin embargo, su paz se vio interrumpida cuando, al pisar una rama podrida, perdió el equilibrio y cayó en una grieta oculta entre las raíces de un antiguo roble. El mundo a su alrededor se desvaneció en un torbellino de oscuridad, y cuando abrió los ojos, se encontró en un lugar completamente desconocido.
El aire era denso, cargado de una energía que le ponía los pelos de punta. Ante él se extendía una vasta cámara sellada, iluminada por una tenue luz que parecía emanar de las mismas paredes. En el centro de la habitación, sentadas en tronos tallados con intrincados diseños, había dos figuras que parecían sacadas de un cuento de hadas. A la izquierda, una majestuosa mujer con cuernos retorcidos que se curvaban hacia atrás, su ajustado camisón resaltaba unos enormes pechos que parecían desafiar la gravedad. Era el Rey Demonio, una presencia imponente que irradiaba poder y sensualidad. A su lado estaba una joven de piel color chocolate, pequeña de estatura debido a un hechizo fallido de su pasado, pero con un aura de sabiduría que delataba su verdadera edad. Era el Rey Dragón, su contraparte en este lugar sellado.
Ruisha, aturdida pero intrigado se acercó con cautela. Las dos mujeres lo observaban con miradas que mezclaban curiosidad y algo más profundo, como si hubieran estado esperando su llegada. El rey demonio se puso de pie, con sus pechos meciéndose suavemente al moverse, y se acercó a él. Su voz era profunda y melodiosa, como el eco de un trueno lejano. «Has venido aquí por una razón, joven Ruisha. Este lugar es tu nuevo hogar, y seremos tus maestras».
El rey dragón, con una cálida sonrisa, añadió: «Durante 500 años, te entrenaremos en las artes que necesitarás para cumplir tu destino. Pero no solo serás nuestro alumno tu olor masculo es bastante bueno , ». Ruisha, aunque confundido, sintió una extraña conexión con ambas mujeres. Con el paso de los años, su entrenamiento se volvió más intenso, pero también más íntimo. Las noches en el sello estaban llenas de susurros, caricias y momentos de pasión que trascendían el tiempo y el espacio.
El rey demonio, con su dominio natural, lo guió en las artes oscuras, enseñándole a controlar su poder interior. Sus sesiones de entrenamiento solían terminar con ella apretándose contra el suyo, sus enormes pechos rozándolo mientras susurraba palabras de aliento y deseo. El rey dragón, por otro lado, le enseñó paciencia y sabiduría, guiándolo con sus pequeñas pero firmes manos en la magia ancestral. Sus momentos juntos eran más dulces, pero no menos intensos, llenos de una ternura que Ruisha jamás había conocido.
Con el tiempo, Ruisha se convirtió no solo en un poderoso guerrero hombre, , sino también en la amante de ambas mujeres. Sus noches se llenaban de risas, susurros y gemidos de placer. El rey demonio lo poseía con fuerza, sus pechos aplastados contra su torso mientras lo cabalgaba, sus cuernos rozando su piel en una danza de dominio y sumisión. El rey dragón, por su parte, lo acariciaba con delicadeza, sus suaves labios explorando cada centímetro de su cuerpo, sus pequeñas pero hábiles manos llevándolo al borde del éxtasis una y otra vez.
Después de 500 años, el sello finalmente se rompió y Ruisha pudo salir al mundo exterior. Aunque sentía nostalgia por las mujeres que lo formaron, sabía que su destino la aguardaba. Encontraría la manera de romper el sello que las atrapaba. Se dirigió a la Academia, donde conoció a la secretaria del héroe, su hija, una joven de cabello rosa y ojos llenos de determinación. Su aura de misterio y poder la atrajo de inmediato, y Ruisha, aunque aún llevaba a sus maestras en el corazón, no pudo resistirse a su encanto.
La conquista del joven fue rápida pero dulce, llena de momentos robados y miradas cómplices. Sin embargo, Ruisha no podía olvidar a las mujeres que lo habían entrenado y amado durante tanto tiempo. Un día, al conocer al príncipe, un joven rubio de ojos brillantes y sonrisa pícara, Ruisha sintió una extraña necesidad. El príncipe, con su aire de inocencia y curiosidad, le recordó a sí mismo en sus primeros días en la foca. Cambió a hacer realidad sus deseos. Quiere que el príncipe u otros amigos acaricien a sus queridas maestras y mujeres, aunque él siempre tendrá el control.
Sin pensarlo dos veces, Ruisha condujo al príncipe al lugar sellado, donde el rey demonio y el rey dragón lo esperaban con miradas cómplices. «Maestros», comenzó Ruisha con la voz llena de respeto y deseo, «Quiero que conozcan a mi amigo. Creo que merece experimentar lo que ustedes me dieron».
El rey demonio sonrió, su pecho subiendo y bajando al ritmo de su respiración. «Un regalo para nuestra querida estudiante. Muy bien, joven príncipe, prepárate para una experiencia inolvidable». El rey dragón, con una sonrisa pícara, añadió: «Pero ten cuidado, nuestra Ruisha siempre fue una estudiante excepcional».
El príncipe, aunque nervioso, no pudo contener su excitación. Las dos mujeres se acercaron a él; su presencia era abrumadora pero irresistible. El rey demonio, con movimientos lentos y seductores, comenzó a frotar sus enormes pechos contra el torso del príncipe, endureciéndose sus pezones al contacto. El rey dragón, por su parte, se arrodilló frente a él, desabrochando sus pantalones con sus pequeñas manos con una destreza que delataba su experiencia.
Ruisha, observando desde la distancia, no pudo resistirse a tocarse, moviendo la mano rítmicamente sobre su erección mientras observaba cómo el príncipe se iniciaba en los placeres que conocía desde hacía tanto tiempo. El rey demonio guió al príncipe hasta su trono, donde lo sentó y se colocó entre sus piernas. Con movimientos expertos, frotó sus pechos contra su erección, sus pezones rozando la cabeza de su pene con un ritmo que lo hizo gemir de placer.
El rey dragón, mientras tanto, se dedicó a explorar la boca del príncipe; sus suaves labios y su hábil lengua lo llevaron al borde del éxtasis. Cuando el príncipe ya no pudo contenerse, el rey demonio lo guió hacia su interior, permitiendo que su pene la penetrara con un gemido de satisfacción. El rey dragón, por su parte, se colocó detrás del príncipe; sus pequeñas manos guiaron su miembro hacia su propio cuerpo, donde lo recibió con un suspiro de placer.
Ruisha, masturbándose frenéticamente, observaba cómo el príncipe se movía entre las dos mujeres, sus gemidos llenaban la cámara sellada. El rey demonio lo cabalgaba con fuerza, sus pechos se mecían con cada embestida, mientras el rey dragón lo tomaba por detrás, sus movimientos sincronizados en una danza de placer y dominio.
Cuando el príncipe finalmente alcanzó el clímax, su semen brotó dentro del rey demonio mientras este lo recibía en su boca, Ruisha también alcanzó el clímax, salpicando su semen contra el suelo mientras observaba la escena con una mezcla de envidia y satisfacción. El príncipe, exhausto pero extasiado, se recostó, respirando agitadamente, mientras miraba a las dos mujeres con asombro y gratitud.
Ruisha, con una suave sonrisa, se acercó a él. «Bienvenido al cielo, príncipe. Esto es solo el principio». Mientras las dos mujeres se acurrucaban a su lado, Ruisha sintió una paz que no había conocido desde que dejó el sello. Aunque su corazón se debatía entre su nuevo amor y sus maestros, sabía que había encontrado un equilibrio que lo haría feliz. Y mientras el príncipe dormía, exhausto pero contento, Ruisha no pudo evitar preguntarse qué otros placeres y aventuras les aguardaban en el futuro. El mundo era vasto, y ellas eran solo el principio.