Chapter 5: Capítulo 4: El desafío de la música
Capítulo 4: El desafío de la música
Pasaron dos meses desde el accidente en el bosque, y Cale finalmente había completado su recuperación. Además de recobrar su salud, se le había levantado su "arresto domiciliario" autoimpuesto por su padre y su hermana.
Ese día, Cale habló con su padre para pedirle permiso para salir con Ameri y **Kira** al centro comercial. Querían comprar suministros para su nuevo compañero. Con una sonrisa, Henri accedió, y los tres partieron en un carruaje hacia su destino. Durante esos dos meses, Ameri se había vuelto especialmente afectuosa con Kira, jugando con él y mimándolo en cada oportunidad. Ahora, Cale tenía que dividir su atención entre **Kira y Ameri**, o uno de los dos se ponía celoso y lanzaba una rabieta. Sin embargo, lejos de molestarlo, Cale encontraba esa dinámica adorable.
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Al llegar al centro comercial, **Cale los llevó directamente a la tienda de mascotas**. Compró cosas esenciales para el cuidado de Kira: **productos de aseo, platos, comida especial para omnívoros** y, finalmente, una **pulsera con su nombre** grabado en forma de rayo.
Al salir de la tienda, Ameri vio una **tienda de peluches** que llamó su atención. Decidieron entrar. Mientras Ameri recorría las estanterías buscando algo que le gustara, Cale notó que **Kira se había quedado inmóvil, mirando fijamente un peluche** con forma de hongo. Cale se acercó con una sonrisa.
—¿Te gusta? —preguntó, viendo cómo Kira movía la cola con entusiasmo—. Si lo quieres, te lo compro.
Kira, con las orejas erguidas y la cola moviéndose en todas direcciones, **asintió rápidamente**.
Cuando Ameri finalmente escogió lo que quería, pagaron por todo y se dirigieron a una **cafetería cercana**. Kira caminaba felizmente con su **peluche de hongo** en las patas, atrayendo las miradas de todos. La gente que los veía pasear no podía evitar sentir **envidia** y quedar **cautivada por la ternura** del pequeño grupo. Ameri, un poco avergonzada, bajó la mirada mientras caminaba junto a Cale, quien sonreía orgulloso de su hermana y su nuevo compañero.
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En la cafetería, **ordenaron té y pasteles** para ellos, y un **plato de carne** para Kira. Mientras disfrutaban de su comida, charlaron sobre diferentes cosas, hasta que **Ameri** mencionó un tema importante.
—Cale, mañana empiezo las **clases de etiqueta y nobleza** para prepararme para mi presentación en sociedad —dijo, con un suspiro—. Estuve leyendo un libro sobre modales, y es un verdadero aburrimiento. No puedo esperar a ver tu cara cuando sea tu turno, sufriendo como yo.
Ameri terminó su comentario con una sonrisa traviesa, estirando la mejilla de su hermano en tono de burla.
—Mmm... ¿Desde cuándo te convertiste en una abuelita a la que le gusta pellizcar mejillas? —protestó Cale, sobándose la mejilla.
—¿A quién llamas abuela, hermano tonto? —dijo Ameri, dándole un **golpecito amoroso en la cabeza**.
—¡Ay! ¡Controla tu fuerza, gorila! —murmuró Cale en voz baja, sobándose la cabeza.
—¿Qué dijiste? —preguntó Ameri con el ceño fruncido.
—Nada, nada —respondió rápidamente, levantando las manos en señal de rendición.
—Mañana también empiezo mis **clases de violín**, —dijo Cale, cambiando el tema—. Todavía no sé quién será mi maestro, pero estoy emocionado por empezar a tocar el violín que me regalaste.
Ameri sonrió, orgullosa.
—Me alegra mucho, Cale. Hagamos lo mejor que podamos.
Se inclinó hacia adelante y le dio un **beso en la frente**.
—Hehe, claro que sí, hermana.
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Esa noche, después de cenar y pasar un rato con su padre, **se fueron a dormir**. Al día siguiente, Cale se levantó temprano y **se vistió con un traje formal**. Estaba emocionado por conocer a su maestro, aunque **nadie le había dicho quién sería**. Se paró junto a su padre en la puerta principal de la mansión, esperando la llegada del misterioso instructor.
Diez minutos más tarde, **un elegante carruaje** se detuvo frente a la puerta. De él bajó un **hombre alto, con cabello verde** y un **cuerno sobresaliendo de su frente**. Su traje era el de un pianista de concierto, perfectamente combinado con su aspecto sofisticado. **Cale quedó atónito** al reconocer al hombre: era nada más y nada menos que **Poro Amduscias**, uno de los Trece Coronas, y un demonio del mismo estatus que su padre.
Poro se acercó lentamente y, con un tono arrogante, inició la conversación.
—Henri, así que me pediste que enseñara a tu mocoso a tocar el violín, ¿eh? —dijo con una sonrisa desdeñosa—. Solo lo haré porque te debía un favor. De lo contrario, no perdería mi tiempo aquí.
Henri estaba a punto de responder, pero **Cale lo interrumpió** con una sonrisa educada.
—Mis más cálidos saludos, Lord Poro. Estoy muy feliz de poder aprender el arte de la música de una figura tan prominente como usted. Pero permítame recordarle... Puede que sea un mocoso, pero incluso un maestro puede ser superado por su alumno.
Poro dejó escapar una **risa extraña** al escuchar sus palabras.
—Oh, oh, oh... ¿Así que tienes agallas, eh? Pero no acepto alumnos fácilmente. ¿Qué te hace pensar que aceptaré a un mocoso como tú?
Cale, sin perder la compostura, propuso:
—Hagamos una apuesta. Usted elige un objetivo para que lo logre en cierto tiempo durante nuestras clases. Si lo consigo, usted me acepta como su alumno y me enseña de forma seria. Pero si fallo... no tendrá que perder más su tiempo conmigo, y puede encontrarme otro profesor.
Poro lo miró con interés, sus ojos brillando con una mezcla de diversión y curiosidad.
—Interesante, chico. ¿Quién sería yo para rechazar un juego que pueda animar mi estancia aburrida aquí?
Sin decir más, **entró en la mansión** y se dirigió directamente a la sala de práctica, que las sirvientas habían preparado. Una vez allí, sacó un **violín** de quién sabe dónde, y lo miró con una sonrisa maliciosa.
—Bien, mocoso. —Sostuvo el violín con elegancia y lo afinó rápidamente—. **Es hora de empezar tu tortura.**
Cale sonrió para sí mismo. No sabía exactamente en qué se estaba metiendo, pero estaba más que listo para enfrentarlo.