Demond Slayer: Luz eterna

Chapter 5: Cap 5 La semana de la luz



6 MESES DESPUÉS

Suspirando sigo viendo a Zenitsu entrenar, realmente hasta ahora se nota que tiene un increíble talento.

Yo he logrado avanzar lo suficiente para utilizar la respiración de trueno sin problemas con estiló propio aunque aun es más versátil con solo una katana.

—Solo vas a mirarme o vas a entrenar —

Suspiro y le respondo.

—Seguir entrenando sin un rumbo es inútil—

Zenitsu con la respiración agitada por el cansancio se acerca a mi.

—¿A que te refieres?—

Me tiró hacia atrás y apoyó mi cabeza contra la muralla mirando las vigas de madera del dojo.

—Me refiero a que nunca podré sacar todo el provecho a la respiración del trueno si no abandono mi estilo —

Apretando mis puños suspiro y me relajo.

— Aunque creo que estoy más cerca que antes—

Zenitsu pone su mano en mi hombro y dice.

—crear o modificar una respiración no es fácil, solo he escuchado que lo hashira han logrado algo asi—

Abro mis ojos y susurró.

—Shinobu..—

Ella dijo que vendría a verme, le podré preguntar cómo creo su respiración.

Parandome le digo a Zenitsu

—Eres un genio—

Rascándose la cabeza pregunta.

—Yo que hice —

Caminando hacia una habitación la abro.

—Maestro Jigoro, usted sabe cuándo vendrá Shinobu...—

Antes de poder terminar mi oración unos ojos violetas caen sobre mi.

—Ya veo, así que me extrañas —

Una sonrisa sale de sus labios mientras toma una taza de té.

—Y-yo, maestro porque no me ha avisado —

Jigoro imitando a Shinobu toma su taza y dice.

—Acaba de llegar hace unos minutos, quiere ver si estás listo para la prueba del cazador dentro de 5 meses—

Volviendo mi mirada a la sonriente Shinobu.

—Ya veo...—

—Señor Jigoro usted cree que Haruto este listo—

Asintiendo dice

—A Zenitsu le faltan un par de años, pero con diferencia a Haruto está listo, solo tiene algo pendiente que talvez quiere solucionar en estos meses —

Levantándose pasa a mi lado y dice.

—Les daré tiempo para hablar —

Cerrando la puerta corrediza me quedo solo con Shinobu, apesar de haber pasado prácticamente 1 mes con ella es incómodo el silencio.

—Adivinare, por lo que veo aún tienes 2 katanas y por lo que se la respiración del trueno no es viable con 2.—

Frunciendo mis ojos tomo asiento,

Por algo es una hashira se dió cuenta de mi problema sin siquiera decirle.

—Si.. estoy trabajando en una respiración nueva o una modificación —

Bebiendo te lentamente Shinobu responde.

—Asi que quieres mi ayuda—

Asintiendo, Shinobu se levanta y dice.

—me quédate una semana, si no lo consigues en una semana, abandona tu estilo y enfócate en solo una katana —

Apretando mis puños me levanto y le digo.

—Antes que empecemos ya tengo un nombre —

_¿Nombre?—

Se preguntaba Shinobu.

—Respiracion de la luz—

Shinobu observaba con esa sonrisa que no podía decidir si me tranquilizaba o me daba escalofríos.

El primer día, Shinobu decidió que empezaríamos con algo "básico".

—Vamos a medir tu control de la respiración, Haruto. —Se acercó con un pequeño frasco de vidrio lleno de pétalos de flores—. Si puedes mantener estos pétalos flotando en el aire con tu espada durante dos minutos, estarás listo para el siguiente paso.

Sonaba fácil. Parecía fácil. Pero no lo era.

—¡Esto es imposible! —grité, mientras los pétalos caían al suelo por enésima vez.

Shinobu, sentada a un lado con su taza de té, se limitó a observarme con una sonrisa que casi podía jurar que era burla pura.

—La paciencia es clave, Haruto. Y también la precisión. O tal vez deberíamos llamarlo el entrenamiento de la flor... tiene un nombre poético, ¿no crees?

—Si no logro esto, será más bien el entrenamiento del fracaso, Shinobu —respondí, frustrado.

Zenitsu, que estaba sentado en un rincón comiendo arroz, no pudo resistirse.

—¡Ja! ¿Y tú quieres crear tu propia respiración? ¡Ni siquiera puedes ganarle a unas flores!—

—¡Zenitsu, por favor, no ayudes! —le grité, mientras intentaba golpear un pétalo que flotaba justo frente a mi cara.—

Shinobu, por su parte, ignoró nuestro intercambio y lanzó otro frasco lleno de pétalos al aire.

—Inténtalo de nuevo.—

Y así, el primer día terminó conmigo frustrado, Zenitsu riéndose de mí y Shinobu terminando su tercer té del día, como si nada.

El segundo día, Shinobu decidió que era hora de trabajar en mi velocidad.

—La luz no solo brilla, Haruto. También es rápida, implacable. Tienes que ser igual.

—¿Qué vamos a hacer? —pregunté, esperando algo razonable.

—Atrapa a Zenitsu.

—... ¿Qué?

—¡¿Qué?! —Zenitsu gritó desde el otro lado del patio, mientras Shinobu me señalaba con un gesto que dejaba claro que no estaba bromeando.

—Zenitsu es más rápido de lo que parece cuando está en peligro —

dijo Shinobu con calma

—. Es perfecto para ayudarte a mejorar tus reflejos.—

—¡No soy un conejo para que me persigan! —protestó Zenitsu, ya corriendo hacia el bosque.

—¡Eso lo hace más interesante! —le grité, mientras salía tras él.

El "entrenamiento" terminó siendo una persecución ridícula por todo el terreno del dojo, con Zenitsu gritando como un loco cada vez que me acercaba y yo intentando no tropezar con las raíces de los árboles. Desde lejos, podía oír a Shinobu reír suavemente, algo que, por extraño que parezca, me motivaba a continuar.

Finalmente, terminé agotado, jadeando en el suelo mientras Zenitsu se escondía detrás de un árbol, temblando como una hoja.

—No está mal, Haruto. Aunque... todavía te falta mucho para alcanzar la luz.

—¿Qué tal si la luz descansa un poco? —murmuré, incapaz de levantarme.

El tercer día trajo consigo algo completamente diferente.

—Hoy vamos a trabajar en tu capacidad de análisis en combate —anunció Shinobu, mientras sacaba una espada de práctica.

—¿Eso significa que lucharemos?

—No exactamente.

Lo que siguió fue un juego extraño que Shinobu había inventado. Cada vez que ella atacaba, yo tenía que responder con una palabra que describiera su intención.

—"Rápida".

—Bien. ¿Y ahora?

—"Precisa".

—Correcto.

—¿"Innecesariamente cruel"? —solté, después de que me hiciera tropezar por cuarta vez.

Shinobu se detuvo, ladeando la cabeza con una sonrisa.

—¿Cruel? ¿Yo? Qué cosas dices, Haruto.

Zenitsu, que estaba observando desde un costado, no pudo evitar intervenir.

—¡Es verdad! ¡Ella tiene esa mirada de 'te voy a hacer sufrir y lo disfrutaré'!

—¿Qué te hace pensar eso, Zenitsu? —preguntó Shinobu con una voz tan dulce que el chico se escondió detrás de un arbusto al instante.

—N-nada, señorita Shinobu. ¡Yo no dije nada!

El entrenamiento continuó, y aunque terminaba exhausto cada día, sentía que estaba progresando. Mis movimientos eran más rápidos, más precisos, y comenzaba a comprender cómo las dos katanas podían trabajar juntas.

El sexto día fue el más intenso. Shinobu decidió que era hora de poner a prueba todo lo que había aprendido.

—Hoy vamos a tener un combate real, Haruto. Sin restricciones.

—¿Sin restricciones?

—Bueno, excepto una: no puedes herirme.

—Eso suena... injusto.

—¿Ah, sí? Bueno, veremos si es tan injusto después del primer minuto.

Lo que siguió fue una humillación épica. Cada vez que intentaba atacar, Shinobu se deslizaba fuera de mi alcance con una elegancia casi sobrenatural.

Cada contraataque suyo era tan rápido que apenas podía reaccionar.

—¿Eso es todo? —preguntó, mientras esquivaba un golpe y golpeaba mi espada con suficiente fuerza para desarmarme.

Me levanté, apretando los dientes.

—No. Aún no he terminado.

Shinobu me observó con esa sonrisa suya, y algo en su mirada cambió.

—Bien. Entonces, demuéstramelo.

El combate continuó, y aunque seguía perdiendo, poco a poco comencé a adaptarme.

Usaba la katana corta para desviar sus ataques y la larga para mantenerla a raya.

No era perfecto, pero estaba aprendiendo.

Finalmente, Shinobu se detuvo y levantó una mano.

—Eso es suficiente por hoy.

—¿Suficiente? —jadeé, cayendo de rodillas.

—Lo estás haciendo bien, Haruto. Pero aún tienes un largo camino por recorrer.

Se volvió para irse, pero se detuvo en la puerta corrediza.

—Por cierto, Haruto. Esa luz que intentas crear... creo que empieza a brillar.

Esas palabras, aunque simples, encendieron algo dentro de mí.

El séptimo día, Shinobu se despidió, dejando en claro que el verdadero trabajo apenas comenzaba.

—Haruto, si sigues esforzándote, tal vez algún día esa luz que estás buscando ilumine el camino para otros.

—Gracias, Shinobu.

Ella sonrió, y por primera vez, su sonrisa no parecía tan inalcanzable.

Mientras la veía alejarse, Zenitsu apareció a mi lado.

—¿Por qué tengo la sensación de que quieres impresionarla?

—Cállate, Zenitsu.

—¡Lo sabía! ¡Te gusta!

Lo miré con cansancio y le di un golpe suave en la cabeza.

—Cállate y ve a entrenar.

Mientras Shinobu se alejaba de Haruto y Zenitsu una sonrisa se mantenía en sus labios y pensaba.

Así que talvez tú promesa que me hiciste en el bosque, con tu talento puede ser posible, aprendes cosas que común mente tardan meses en una semana...


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